Cada vez que llegan estas fechas navideñas, siempre hay alguien de nuestro entorno familiar y laboral que nos recuerda que evitemos chupar las cabezas de los langostinos.

La realidad es que no es una noticia para nada nueva, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social lleva años desaconsejando chupar las cabezas de este y otros tipos de crustáceos marinos. ¿Y por qué? Porque hacerlo provoca a la larga problemas de salud. Me explico

¿Qué tienen los langostinos en la cabeza?

Tanto los crustáceos, como los langostinos, las gambas, las cigalas o los carabineros, y los moluscos, acumulan rápidamente en una glándula de su aparato digestivo (hepatopáncreas), de forma natural o como consecuencia de la contaminación industrial por la acción del hombre en las actividades mineras, un metal pesado conocido como cadmio, un metal que se sabe que pueden llegar a ser cancerígeno para los seres humanos.

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¿Por qué no deberías chupar la cabeza de langostinos?

Por algo muy sencillo, cuando succionamos el contenido presente en la cabeza de los langostinos, cigalas o gambas, dicho metal pesado llega nuestro cuerpo a través de esas vísceras presentes en su cabeza. Una vez dentro de nuestro organismo, el cadmio tiende a acumularse en el hígado y en los riñones, es decir, al no tener ninguna función biológica tanto en animales como en los humanos, permanece en nuestro interior durante decenas de años. De ahí que su presencia en estos alimentos suponga un riesgo sanitario real si no lo consumimos de forma adecuada.

En la actualidad, existen amplias evidencias científicas que avalan que dicho elemento metálico tiene efectos tóxicos en nuestro organismo, siendo uno de la amplia variedad de metales que puede causar insuficiencia o disfunción renal.

Esto significa que la presencia de altas cantidad de cadmio en el organismo, hace que los riñones dejen de funcionar de forma eficiente (no eliminan desechos y exceso de líquido corporal) y, como resultado, aparecen problemas de salud asociados. Además, como resultado de ese mal funcionamiento del riñón o por acción directa del metal en el organismo, puede llegar a provocar desmineralización de los huesos.

Incluso, el cadmio es cancerígeno en humanos, es decir, es una sustancia que puede ocasionar cáncer, una alteración biológica y/o genética de las células que componen los tejidos de nuestros órganos, que puede llegar a provocar la muerte del individuo afectado.

Por si no lo sabías, el cadmio no solo está presente en las cabezas de langostinos, gambas o carabineros y no son los únicos responsables de la acumulación de dicho metal en el organismo. Aunque la mayor fuente de exposición al cadmio en humanos sea a través de la alimentación, el consumo de tabaco o entornos de trabajo de riesgo como la industria de metales, son otras de las fuentes de dicho elemento metálico a las cuales estamos expuestos los humanos.

Por cierto, tampoco se libran los cangrejos y crustáceos de tipo cangrejo, como los bueyes de mar o centollos, de la presencia de cadmio en su carne blanca de los apéndices, así que tenlos en cuenta.

De ahí que todos los años se nos recuerde un consumo moderado de dichos alimentos debido al riesgo alimentario que supone a la larga el consumo elevado de cadmio a través de este tipo de crustáceos.

¿Sabías que era tan malo chupar las cabezas de los langostinos?

Confiesa, ¿eres de los que chupa cabeza, patas y remojas el contenido en mahones?

Solo me queda decir ¡YA NOS FASTIDIARON LAS NAVIDADES! ¿O no? ¿Te animas a comer los langostinos, cangrejos, cigalas de forma correcta y controlada?

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¡ME QUIERO ENTERAR!

Creación y Redacción del post: Mónica Blanco

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